Ecosistema
Clasificación de ecosistemas
Los ecosistemas han adquirido, políticamente,
especial relevancia ya que en el Convenio sobre la Diversidad
Biológica («Convención on Biológica Diversity», CDB)
—ratificado por más de 175 países en Río de
Janeiro en junio de 1992.— se establece «la protección de los
ecosistemas, los hábitats naturales y el mantenimiento de poblaciones viables
de especies en entornos naturales»7 como
un compromiso de los países gratificantes. Esto ha creado la necesidad política
de identificar espacialmente los ecosistemas y de alguna manera distinguir
entre ellos. El CDB define un «ecosistema» como «un complejo dinámico de
comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que
interactúan como una unidad funcional».8
Con la necesidad de proteger los ecosistemas, surge
la necesidad política de describirlos e identificarlos de manera eficiente.
Vreugdenhil et al. Argumentaron que esto podría lograrse de manera más eficaz
mediante un sistema de clasificación fisonómico-ecológico, ya que los
ecosistemas son fácilmente reconocibles en el campo, así como en imágenes de satélite.
Sostuvieron que la estructura y la estacionalidad de la vegetación asociada,
complementados con datos ecológicos (como la altitud, la humedad y el drenaje)
eran cada uno modificadores determinantes que distinguían parcialmente
diferentes tipos de especies. Esto era cierto no sólo para las especies de
plantas, sino también para las especies de animales, hongos y bacterias. El
grado de distinción de ecosistemas está sujeto a los modificadores fisionómicos
que pueden ser identificados en una imagen y/o en el campo. En caso necesario,
se pueden añadir los elementos específicos de la fauna, como la concentración
estacional de animales y la distribución de los arrecifes de coral.
Algunos de los sistemas de clasificación
fisionómico-ecológicos disponibles son los siguientes:
§ Clasificación
fisonómica-ecológica de formaciones vegetales de la Tierra: un sistema basado
en el trabajo de 1974 de Mueller-Dombois y Heinz Ellenberg,9 y
desarrollado por la UNESCO. Describe la estructura de la vegetación y la
cubierta sobre y bajo el suelo tal como se observa en el campo, descritas como
formas de vida vegetal. Esta clasificación es fundamentalmente un sistema de clasificación
de vegetación jerárquica, una fisionomía de especies independientes que también
tiene en cuenta factores ecológicos como el clima, la altitud, las influencias
humanas tales como el pastoreo, los regímenes hídricos, así como estrategias de
supervivencia tales como la estacionalidad. El sistema se amplió con una
clasificación básica para las formaciones de aguas abierta.10
§ Sistema de clasificación de la
cubierta terrestre («Land Cover Classification System», LCCS), desarrollado por
la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).11
Varios sistemas de clasificación acuáticos están
también disponibles. Hay un intento del Servicio Geológico de los Estados Unidos («United
States Geological Survey», USGS) y la Inter-American Biodiversity Information
Network (IABIN) para diseñar un sistema completo de clasificación de
ecosistemas que abarque tanto los ecosistemas terrestres como los acuáticos.
Desde una perspectiva de la filosofía de la
ciencia, los ecosistemas no son unidades discretas de la naturaleza que se
pueden identificar simplemente usando un enfoque correcto para su
clasificación. De acuerdo con la definición de Tansley ("aislados
mentales"), cualquier intento de definir o clasificar los ecosistemas
debería de ser explícito para la asignación de una clasificación para el
observador/analista, incluyendo su fundamento normativo.
Estructura
Al sumar la estructura de un ecosistema se habla a
veces de la estructura abstracta en la que las partes son las distintas clases
de componentes, es decir, el biotopo y la biocenosis,
y los distintos tipos ecológicos de organismos (productores, descomponedores, predadores,
etc.). Pero los ecosistemas tienen además una estructura física en la medida en
que no son nunca totalmente homogéneos, sino que presentan partes, donde las
condiciones son distintas y más o menos uniformes, o gradientes en alguna
dirección.
El ambiente ecológico aparece estructurado por
diferentes interfaces o límites más o menos definidos, llamados eco tonos,
y por gradientes direccionales, llamados ecoclinas, de factores fisicoquímicos
del medio. Un ejemplo es el gradiente de humedad, temperatura e intensidad
lumínica en el seno de un bosque, o el gradiente en cuanto a luz, temperatura y
concentraciones de gases (por ejemplo O2) en un ecosistema lentico.
La estructura física del ecosistema puede
desarrollarse en la dirección vertical y horizontal, en ambos casos se habla
estratificación.
§ Estructura vertical. Un ejemplo
claro e importante es el de la estratificación lacustre,
donde distinguimos esencialmente epilimnion, mesolimnion (o
termoclina) hipolimnion. El perfil del suelo, con su subdivisión en
horizontes, es otro ejemplo de estratificación con una dimensión ecológica. Las
estructuras verticales más complejas se dan en los ecosistemas forestales,
donde inicialmente distinguimos un estrato herbáceo, un estrato arbustivo y un
estrato arbóreo.
§ Estructura horizontal. En algunos
casos puede reconocerse una estructura horizontal, a veces de carácter
periódico. En los ecosistemas ribereños, por ejemplo,
aparecen franjas paralelas al cauce fluvial, dependientes sobre todo de la profundidad
del nivel freático. En ambientes peri glaciales los
fenómenos periódicos relacionados con los cambios de temperatura, helada y deshielo,
producen estructuras regulares en el sustrato que afectan también a la biocenosis.
Algunos ecosistemas desarrollan estructuras horizontales en mosaico, como
ocurre en extensas zonas bajo climas
tropicales de dos estaciones, donde se combina la llanura
herbosa y el bosque o el matorral
espinoso, formando un paisaje característico conocido como la sabana arbolada.
Función y biodiversidad
Desde el punto de vista humano muchos ven a los
ecosistemas como unidades de producción similares a los que producen bienes y
servicios. Entre los bienes más comunes producidos por los ecosistemas están la madera y
el forraje para el ganado. La carne de los animales silvestres puede ser muy
provechosa bajo un sistema de manejo bien controlado como ocurre en algunos
lugares en África del Sur y en Kenia. No se ha tenido
tanto éxito en el descubrimiento y la producción de sustancias farmacéuticas a
partir de organismos silvestres.
Los servicios derivados de los ecosistemas
incluyen:
1. disfrute de la naturaleza: lo
cual proporciona fuentes de ingresos y de empleo en el sector
turístico, a menudo referido como ecoturismo.
2. Retención de agua: facilita una
mejor distribución la misma.
3. Protección del suelo: un
laboratorio al aire libre para la investigación científica, etc.
Un número mayor de especies o diversidad biológica
(biodiversidad)
de un ecosistema le confiere mayor capacidad de recuperación porque habiendo un
mayor número de especies éstas pueden absorber y reducir los efectos de los
cambios ambientales. Esto reduce el impacto del cambio ambiental en la
estructura total del ecosistema y reduce las posibilidades de un cambio a un
estado diferente. Esto no es universal; no existe una relación comprobada entre
la diversidad de las especies y la capacidad de un ecosistema de proveer bienes
y servicios en forma sostenible. Las selvas
húmedas tropicales producen muy pocos bienes y servicios
directos y son sumamente vulnerables a los cambios. En cambio los bosques templados se
regeneran rápidamente y vuelven a su anterior estado de desarrollo en el curso
de una generación humana, como se puede ver después de incendios de bosques.
Algunas praderas han sido explotadas en forma sostenible por miles de años (Mongolia, África, brezales europeos).